lunes, 3 de mayo de 2010

De Malditos Roedores - Primera Parte - Nido de ratas

En la casa del español que vivía en la granja, él tenia un gato; un gato que para el fin de la historia no sabemos como llegó ahi, no sabemos si siempre existío, si fue heredado por la casa, si fue un regalo, si se acercó al dueño con cara de ayuda. Existen muchas teoría sobre el gato, pero lo importante que estaba ahi por alguna razón.

Pero como todo gato, una de las razones importantes de que esté en una granja, es por que debe de espantar y comerse a los ratones.

En esta granja si habían ratones, pero lo interesante es que existían tres grupos de ratones y cada uno de ellos liderado por su ratón líder.

de malditos roedores
El primer grupo se encontraba en el ático de la casa del granjero. Era liderado por un ratón alto y macizo, un ratón tranquilo que sabía guiar con calma a su manada.

El segundo grupo se encontraba en la cocina, un grupo de ratones gritones, alterados e impacientes, ratones con alto grado de egocentrismo, pero por cualquier moviento, falta de algo o tan solo para hacer notar que estaban en la cocina, generaban mucho ruido dentro de la casa. Esto internamente no era bueno para el gato, pero si externamente, ya que el dueño sabia que lo necesitaba para mantener a raya los ratones. Este grupo era liderado por otro ratón alto, pero de bigote más largo que lo diferenciaba de los demás. En este grupo, el ratón líder tenia una mano derecha para apoyarse, un viejo ratón cascarrabias.

El tercer grupo era liderado por un ratón negro y flaco, pero joven. Su manada se encontraba en el entresuelo de la casa, en un lugar oscuro, frió, pero el mas grande de todos y lejos del control directo del gato. Era constituida por ratones de todo tipo, ratones gritones, ratones escandalosos , ratones fiesteros y alegres, pero con grandes manadas propias. En si, tienen en sus madrigueras sus propias lauchitas regalonas.

El trato que tenia el gato con los ratones lideres era que ellos siempre le iban a hacer caso en lo que él dijera; que cuando necesitase su ayuda y el diera una orden, ellos o cualquiera de su manada les obedeciera de inmediato.


Cada cierto período de tiempo, el gato había pactado con los ratones que ellos debían de aparecer en la casa por la cocina, las habitaciones y el comedor. Que no aparecieran muchos, pero que si se mostrasen al español dueño de la granja. Cuando aparecían, el dueño que tenia aspecto calmado, solo llamaba al gato para que se hiciera cargo de los ratones. Él pronto, correteaba a los ratones, teatralmente los capturaba y se los mostraba al dueño, el cual siempre lo compensaba con buena comida y premios como chalecos y nuevos juguetes. El dueño de casa pensaba que el problema no era el gato que no exterminaba definitivamente la plaga, si no que pensaba que era culpa: o de su señora que dejaba la puerta abierta para que entrara la plaga desde el campo o que los ratones de su granja eran mas duros y extraños que el resto, que por alguna razón no entendía porque seguían ahí, si el tenía el mejor gato caza ratones del lugar.

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Todo era un plan siempre concebido por el gato. Un gato astuto que sabia de vez en cuando también compensar a los ratones lideres de la manada. Y que también sabía que al ser ratones, también eran traicioneros, por lo cual tenía ratas espías en cada manada que le contaba que era lo que pensaba los ratones: si ellos los iban a traicionar, si tenían algún secreto o algo que podría utilizar a su favor o como escudo ante cualquier conspiración en su contra. El gato siempre lo tenia todo bajo control.

Un día, como pasan las cosas, sin saber porque, una avioneta de investigación pasaba por encima de la granja, y como pasan las cosas, una de las puertas de la maleta se abrió y cayó de ella un pequeño animal.

El pequeño animal cayó en el techo de la casa. Pasó por la morada de los ratones que ahí habitaba, pero ellos no estaban. Si hubieran preguntado por ellos, nadie les habría podido decir donde se encontraban. Siguió cayendo y pasó por la cocina, pero ninguno de los ratones que estaba ahí se percató de la caída de aquel animal ya que estaban planeando el siguiente problema para hacer que el gato nuevamente se luciera ante el dueño. La caída continuó hasta el entre suelo donde por fin se detuvo.

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En aquel lugar, uno de los ratones de la manada, un ratón bien arreglado, pero un poco corto de vista, solo se percató de la caída del pequeño animal. Como no tenía muy buena vista no se dió cuenta del tipo de animal que era, pero al verlo pequeño y tranquilo, se acercó a él con una sonrisa y las manos juntas, moviendo los dedos de manera que los mismos dedos de ambas manos se tocaban y despegaban en un moviento lento pero firme.
Con esa postura y sonrisa, se acerco al animal, le sonrió y le indicó que lo siguiera. El pequeño animal, un poco aturdido con la caída, le hizo caso. Caminaron por el entresuelo y por entre los demás ratones. Algunos pararon de hacer sus labores, lo miraron y continuaron con lo suyo; otros seguían gritando o cantando, sin prestar atención a lo que ocurría.

Luego de caminar un poco, llegaron a un rincón del lugar. Ahí se encontraba el ratón lider de la manada. Él giro y miro serio, pero no provocativamente al pequeño animal y se dio cuenta de lo que era.

El pequeño animal que había caído era un ratón blanco de laboratorio, un pequeño ratón blanco criado un un lugar estructurado por científicos e investigadores. Era un ratón tranquilo, pero activo, acostumbrado a realizar pruebas, caminar por laberintos, correr en su rueda, comer de la mano de los científicos, etc. Tenía una vida común y corriente de ratón blanco de laboratorio.

Al mirar a quien tenía en frente de él, el ratón de laboratorio levantó la cabeza, abrió los ojos, sonrió hacia el lado, mostrando sus dientes; levantó una de sus patas con la palma hacia el ratón líder de la manada. Con la pata en alto cerró los dos dedos mas pequeños y el pulgar.

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"Hola. ¿Cómo están?" dijo el ratón blanco al ratón líder y a su manada.




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